jueves, 21 de diciembre de 2006

Un señor con bigote

...me parece indispensable decir quién soy yo. En el fondo sería lícito saberlo ya: pues no he dejado de <> de mí. Mas la desproporción entre la grandeza de mi tarea y la pequeñez de mis contemporáneos se ha puesto de manifiesto en el hecho de que ni me han oído ni tampoco me han visto siquiera. Yo vivo de mi propio crédito; ¿acaso es un mero prejuicio que yo vivo?(...) En estas circunstancias existe un deber contra el cual se rebelan en el fondo mis hábitos y aun más el orgullo de mis instintos, a saber, el deber de decir: ¡Escuchadme!, pues yo soy tal y tal. ¡Sobre todo, no me confundáis con otros!
E
cce Homo, Prólogo, 1.

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