martes, 16 de enero de 2007

Año cero

Tuviste que decirme adiós,
calles hundidas a mis pies.
Para echarte en falta
hasta la muerte.
Y yo bailando
al ritmo de mis zapatos negros
como una veleta
fiel al viento
Corazón de tango tengo
el cuerpo de jota
y soy, un aprendiz de sinvergüenza
En brazos de la soledad
vendió su alma al diablo
y tu y yo brindando
por un adiós.
Vamos a engañarnos
y dime mi cielo
que esto va a durar siempre.
Perderme en tus brazos
dulce locura,
tú mi droga más dura.
Doctor Deseo, "Corazón de Tango"

Las cosas vuelven a su ser. Este vuelve a ser mi espacio, ya no debo preocuparme por dañar a nadie. Rincón del silencio en el que ahogar mis penas. Espacio olvidado de amores y respuestas. Por fin se han dicho las últimas palabras e intentado explicar antiguas equivocaciones. Me sigue torturando que se me confundiera con un desesperado. No es así, nunca fue cuestión de sexo, ni el deseo fue nunca físico. Es una pena que volvieras a pensar eso.

Pero bueno, aquí estamos otra vez, batallando con el olvido, bailando con la soledad. Puedo imaginarte dentro de unos años, feliz, viviendo el presente que tanto te da. Mientras tanto yo seguiré viviendo en un pretérito constante, soñando aún, en un futuro imperfecto; dibujando pequeños soliloquios que se pierden en espacios infinitos. No seré más que un desagregado más en el messenger pero las huellas que tus sentimientos han dejado en mí, son de las que no se borran; mientras tu olvidas, tus palabras sordas invaden mis silencios, el eco de tus "te quiero" azotan mi memoria y las caricias de tu alma enredan mi pelo. Te echaré de menos.

No hay comentarios: