lunes, 19 de marzo de 2007

Pequeños plagios

Una piruleta para ti


Mirarte es como perderme entre susurros,
me pellizco para dejar de soñar,
volar es verte y amarte,
por las noches,
por las mañanas,
volar y amar.
Me paseo a tus espaldas
con tu alma de la mano,
no me miras
pero siento como me besas,
bebes mi corazón a pequeños sorbos,
yo te ayudo, me encanta,
esa forma tan peculiar de saborear,
cada minuto, cada segundo.
Besas hasta el último rincon de mi alma,
tu presencia me eleva,
toco el cielo, te deseo una buena noche
y bajo doblando mis alas al son de tu voz.
Espero que algún día me susurres al oido,
me acaricies,
me ames,
y con solo mirarte besar tu alma,
regalarte una piruleta
y sentir que mis labios colorados
resbalan por toda tu piel,
por ese sueño,
por ese vuelo
y por ese amor
te regalo mis piruletas.
(dentrodeunlapiz.blogspot.com)

Pensaba en la idea de beber la felicidad a pequeños sorbos, sin riesgo de intoxicación o sobre dosis. Entonces, se me ha ocurrido buscar en las imágenes de google que podría venir bajo ese título. Mi sorpresa: encontrar esta linda foto que tantos recuerdos me despierta. Tal vez hubiera sido suficiente con ese pequeño hurto para decir muchas cosas. Pero no me quedé ahí, me embarga la curiosidad y no puedo evitar colarme en la intimidad de un nadie. Leo las líneas que vienen debajo con atención y no consigo contener una sonrisa. Es lo que tienen los lugares comunes, te sientes como en casa, despiertan olores y sabores familiares. Hago mías palabras ajenas, porque sé que quien las oiga de mi boca sabrá lo que significan. Supongo que para cuando llego a las últimas palabras no tengo claro si yo robé palabras o a mí me robaron pensamientos.

jueves, 8 de marzo de 2007

Gente con barba

Simplemente recordaros a vosotros pequeños tiranos de las apariencias, que eso que despreciáis tan alegremente, eso que consideráis signo de no sé qué, es, al menos para mí lo es, símbolo de mucho más. Gente que alegremente promulga la exteriorización de una superficial interioridad menospreciando leves muestras de identidad profunda.
Nunca me he dejado barba por ellos, pero tampoco sería descabellado. Hoy lo es menos aún, peleando porque quienes vienen por detrás agiten sus conciencias y sus cuerpos. Yo no soy nadie, ojalá pudiera ser los nadies, pero ni tan siquiera eso. Pero me resisto a admitir que este mundo es el único que podemos tener, que los males que nos aquejan son inevitables. Gente nacida del desencanto, de la traición del olvido merece la oportunidad que otros no supimos aprovechar.
Yo aún me apasiono hablando con/sobre/de Marx, imaginándome junto al joven Ernesto en motocicleta. Fueron humanos y, por tanto, se equivocaron mucho. Pero podemos seguir cultivando la semilla de su legado. Sólo con que un joven lo entendiera me daría por satisfecho. Tal vez ellos, que aún no tienen barba, descubran que ser feliz es una enorme injusticia y que pasar despistado junto a la desigualdad no es disculpa.
P.d. : Hoy sueño contigo, hoy revolución.